El objetivo se define como el fin hacia el que se dirige el esfuerzo o la ambición.
Sin un objetivo concreto es complicado iniciar un proceso de cambio, ya que acabaríamos navegado sin rumbo y gastaríamos nuestras energías sin obtener resultados. Tener un objetivo claro es imprescindible para poder dar el primer paso en cualquier proceso. Si no sabes qué quieres conseguir, es difícil establecer qué tienes que hacer para lograrlo.
La primera pregunta que debes responderte es la siguiente: «¿Qué quiero conseguir?». Así, a primera vista, parece fácil de contestar, pero no es tan sencillo como parece.
¿Qué crees que es más fácil llevar a cabo?
A) El deseo de cambiar tu alimentación.
B) El deseo de querer comenzar a cambiar pequeños hábitos en tu alimentación, como por ejemplo incluir una pieza de fruta más al día.
¡Ya te lo digo yo! La opción B es la más realista, definida y fácil de llevar a cabo. Para poder comenzar a cambiar tu alimentación tienes que empezar a definir qué es lo que quieres y por qué lo quieres: definir tus metas. No conseguirás cambiar tu situación si te limitas a quejarte o si lo único en lo que te enfocas es en aquello que no quieres.
Crea tu objetivo:
En muchas ocasiones, no sabes exactamente lo que quieres o tienes una idea confusa de qué quieres conseguir. O tienes claro lo que no quieres, pero no lo que sí quieres. Para que tu objetivo sea poderoso y te mantenga motivada para lograr lo que deseas, tiene que cumplir unas características: ser Personal, Realista, Acordado, Medible, Positivo y Especifico.
Así que para asegurarte que has escogido un buen objetivo puedes utilizar la técnica PRAMPE.
Positivo:
El objetivo debes expresarlo en positivo: no es lo mismo pensar en “dejar de estar gorda” a “sentirme bien con mi cuerpo”. Se trata de empezar por algo tan sencillo como enfocar tu mente en aquello que SÍ quieres.
Realista:
Sé realista. Enfócate en qué momento de tu vida estás ahora y plantea tus objetivos en función al mismo. Si trabajas durante todo el día y uno de tus objetivos es ir al gimnasio, al menos, tres veces a la semana, lo más probable es que no puedas llevarlo a cabo y finalmente lo dejes y te sientas decepcionada contigo misma. ¿Qué pasaría si te planteas cómo objetivo levantarte 10 minutos antes y hacer una pequeña tabla de estiramientos? o ¿dejar el ascensor y bajar las escaleras y subirlas cuando no vas cargada?
Acordado:
¿Quieres realmente bajar de peso o te lo han impuesto terceras personas? Esto es muy importante, ya que debe ser TU decisión. Puede que complacer a otras personas sea motivador al principio, pero no a lo largo del tiempo.
Medible:
Comprometerte con tu objetivo será mucho más fácil si hay resultados medibles. Si no lo puedes medir, no lo puedes mejorar. Lo mejor es que en tu objetivo te enfoques a resultados medibles como “Quiero dejar de poner azúcar en el café de la mañana”, que decir “Quiero eliminar el azúcar de mi dieta”.
Personal:
Como antes te comentaba, el deseo de cuidarte, de cambiar tus hábitos alimentarios, depende de ti y solo de ti. Cuando te plantees conseguir un objetivo debes valorar si está en tu zona de control, si es personal y depende de ti, o si depende de otras personas. Por ejemplo: “si estoy más delgada me verán más guapa”. Tienes que verte guapa tú y, cuando lo consigas, los demás sabrán que eres guapa.
Específico:
Cuanto más detallado sea tu objetivo, más facilidad tendrás a la hora de cumplirlo. Piénsalo, no es lo mismo comprometerte a “comer más verdura” que “añadir verdura en cada cena”. ¿Comer más verdura? ¿Cuándo? ¿Cuánta? Es más fácil que lo dejes pasar que si te comprometes a incluirla en las cenas todos los días.
Si sientes tu sueño como inalcanzable o muy complicado de hacer realidad, quédate con la idea de que un paso es mejor que ninguno. Centrarte en un objetivo más pequeño, concreto y alcanzable te llevará a creer que tienes la capacidad de cumplirlo, lo que aumentará tu sentido de autoeficacia y te proporcionará más energía e interés por continuar con otros objetivos relacionados.
Escoge tus objetivos
Ahora que ya sabes cómo deber ser un objetivo poderoso que te ayude a llegar a la meta, puedes plantearte algunas de las siguientes preguntas para ayudarte a definirlo. Ten en cuenta que luego podrás descomponer ese gran objetivo en otros más pequeños, y así, pasito a pasito, alcanzar tu sueño:
- ¿Qué busco?
- ¿Qué quiero lograr?
- ¿Dónde me gustaría verme dentro de un año?
- ¿Cuál es el problema que quiero solucionar?
- ¿Qué quiero cambiar de esta situación?
- ¿Qué es lo que más valoro en mi vida? ¿Cómo el hecho de mejorar mi alimentación contribuye a ello?
- ¿Depende solo de mi, es de mi responsabilidad?
- ¿A qué debo renunciar para alcanzar mi objetivo?
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